Entrevista a Roberto Verino

Nacido en Verín, Galicia, hizo su primera colección de pret-a-porter dedicada a la mujer del 1982. En el 84 desfiló por primera vez en la Pasarela Cibeles y su éxito fue tal, que no tardó en estar presente en las más prestigiosas como París, Milán y Montecarlo.

Actualmente tiene tiendas en España, Portugal y Méjico y sus diseños sencillos, minimalistas, cómodos y elegantes han conquistado al público. Con todo ustedes, hoy tengo el gusto de presentar al gran diseñador gallego, Roberto Verino.

- Roberto Verino, gallego...esta tierra ha dado muchos talentos al mundo de la moda, ¿a qué cree que puede deberse?

Teníamos una buena estructura industrial como resultado de nuestro desarrollismo. A ese fáctor hay que añadir nuestra tradición artesanal al lino y a todos ellos, una buena tradición de sastres y modistas. Cuando llegó nuestro relevo generacional, muchos de nosotros hicimos el resto, incluir la modernización.

- ¿Cómo empezó en el mundo de la moda? ¿Qué le trajo hasta aquí?

Descubrí casi por casualidad el verdadero mundo de la moda en París, se cruzó en mi camino mientras estudiaba allí. Me gustó tanto la experiencia que ya no pude resistirme nunca. Con la complicidad de mi familia, construcimos una verdadera marca de moda a partir de una pequeña empresa relacionada lejanamente con ella.

- ¿En qué se inspira a la hora de realizar una colección? ¿Qué busca con sus diseños?

Miro con un enorme interés la calle, compruebo qué es lo que mis clientes eligen primero, lo sumo a aquellas prendas que la prensa especializada destaca de mis colecciones, y a todo eso le busco una respuesta que tiene mucho que ver con una buena elección de tejidos... Hace mucho tiempo que ya no me creo la imagen del diseñador como un artista visionario encerrado en su torre de marfíl...Un diseñador de moda, hoy, es una persona comprometida con las demandas reales de la gente.

- Una de las características de sus prendas es que muchas de ellas no pasan de moda, ¿cree que esa es una de las cláves de su éxito?

Siempre busco que mis prendas, tras superar el enamoramiento con el brillo puntual de la moda - ese milagro que nos hace elegirlas-, se convierta en piezas difíciles de olvidar. Para eso es necesario jugar con la calidad, pero también con un estilo al que me gusta llamar funcional, precisamente porque, como si fuesen un buen producto industrial, quiero que desarrollen durante mucho tiempo aquella función para la que la hemos diseñado.

- ¿Qué podría decir que ha aportado a la moda de este país? ¿Qué le distingue del resto?

He querido ser un diseñador apreciado por la calle, es decir, realista, que busca, más que sorprender con prendas imposibles, seducir con prendas buenas, bonitas y al alcance de mucha gente. Se me puede identificar con una cultura de las materias primas, con una cultura de prensas bien acabadas y, finalmente, con una cultura de compromiso entre la calidad y el precio.

- Roberto, sus colecciones han desfilado ya por muchas pasarelas, ¿cuál es para usted la más importante y por qué?

Durante mucho tiempo he creído que era la pasarela de Milán, pero ahora reconozco que París está volviendo a conseguir el liderazgo mundial. Después de ostentarlo durante más de un siglo, el enorme boom del pret-a-porter italianoa de los años 80 le robó momentáneamente el protagonismo, pero ahora París está dándole la vuelta a la tortilla.

- ¿A quién le gustaría vestir y para qué momento?

Me gusta vestir a las mujeres reales, aquellas anónimas que disfrutan en una elegante sombra de su pasión por la moda...y me gusta vestirlas para la noche, probablemente porque es donde se sienten más libres y por lo tanto más felices.

- ¿Cómo está tocando la crisis al sector de la moda?

Durísimamente, puesto que la moda es un ejercicio de satisfacción personal. Cuando hemos solucionado nuestras necesidades más primarias, como comer o vestirnos, aparece el placer de hacerlo con una cierta dosis de sofisticiación, en ese punto aparece la gastronomía o la verdadera moda. En un momento de dificulta, un cierto miedo nos hasce olvidarnos de los placeres.

- Colecciones para hombre y mujer, ¿para cuál le resulta más complicado diseñar? ¿Qué diferencias podríamos destacar entre ambos?

Es siempre más fácil diseñar para mujeres, son más exigentes porque están más acostumbradas y se visten con más libertad. Los hombres, especialmente los españoles, son más conservadores, con poco que cambies ya descubres algo casi imposible.

- ¿Qué tipo de mujer y hombre visten su marca?

Mujeres y hombres urbanos, profesionales, independientes, que les guata la moda hecha a su medida, es decir, sin caer en el exceso de los fashion victim´s y sin quedarse anclados en estilos excesivamente convencionales. Soy, como digno alumno de Armani, un diseñador convencido de que la moda debe trabajar a favor del estilo, no en su contra.

- Usted le da mucha importancia a los complementos, ¿los considera más que necesarios para obtener un buen look?

Por su puesto que sí, y hoy más que nunca. El enorme impacto de los low cost ha generado una corriente de simpatía imparable hacia los complementos. Hoy, que un buen pantalón o una buena chaqueta esté en el mercado por un precio impensable hace unos diez años, la verdadera disferencia la ponen esos otros pequeños detalles como un bolso o unos zapatos, quizás, precisamente por eso, ésta es la década dorada de los complementos.

- Roberto, ¿cuál ha sido el reconocimiento más importante que ha recibido a lo largo de su carrera?

Creo, sinceramente, que la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes...sólo comparable a ese aplauso que me compensa cada fín de desfile de toda la energía puesta en cada colección.

- Y ya para finalizar, ¿añgún sueño que le quede por cumplir dentro del mundo de la moda?

Por supuesto que sí, tener una presencia internacional comparable a la que he conseguido en el ámbito español. El día que lo consiga podré dormir un poco más tranquilo.

Muchas gracias Roberto por esta estupenda entrevista. Gracias por formar parte de este pequeño proyecto de Andando por las Nubes.