La moda, un lujo al alcance de...¿todos?

Madrid cierra las puertas a su gran semana de la moda. La que a mí siempre me gustará llamar Pasarela Cibeles ha apagado sus focos, los flashes han dejado de deslumbrar y las modelos hacen sus maletas para continuar la gira en nuestro país vecino.

Los propios diseñadores dicen que la industria de la moda está en crisis, pero lo cierto es que lo que se  observa en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid, dista mucho de recortes y austeridad. Los stands se llenan de actividades y regalos para los que se acercan, en el espacio del EGO podemos ver como los nuevos diseñadores se empiezan a hacer un hueco en este mundo tan complicado y las salas de pasarela, como siempre, llenas hasta la bandera.

El mundo de la moda mueve dinero y mucho. Lo saben las revistas, las marcas de maquillaje y peluquería, incluso las de bebidas y tecnología móvil. Las it-girls son capaces de hacer tocar el cielo a quien diseñe algo que les guste y las redes sociales se han convertido en la mejor publicidad de esta industria. Paquetes con regalos salen todos los días destinados a las blogguers del momento, si ellas se lo ponen y triunfa, el éxito de la marca está asegurado, pero...¿Es la moda un lujo al alcance de todos? ¿Quién se ve más resentido en estos momentos de crisis? ¿Es justo que las grandes firmas diseñen y otras low cost copien los diseños para que los ciudadanos de a pie puedan llevar lo que está de moda?

 

Lo cierto es, que aunque parezca mentira, las grandes firmas son las más tocadas por la crisis. Sus clientes fieles, los que únicamente conocen la crisis por lo que escuchan en las noticias, siguen siendo leales al lujo y al glamour y no les importa gastar tres mil euros en un vestido o mil en un bolso. Para ellos la moda es su marca de presentación y no dudan en apostar por los grandes. Sin embargo, la clase media alta, que sí se ha visto afectada por la crisis, escatima en permitirse esos caprichos y ya no son tantos los que se pasean por las principales calles de la milla de oro madrileña en busca de una prenda que les permita aparentar en cualquier evento. Estos son los verdaderos clientes que hacen tambalear sus cuentas a fin de mes, hasta el punto de que algunos diseñadores, se han visto obligados a cerrar sus tiendas a pie de calle y ahora unicamente venden a través de su web.

El resto de los mortales, los que observamos los escaparates y soñamos con pasearnos alguna vez con uno de los diseños presentados, seguimos siendo fiel a las marcas low-cost. Esas como Inditex que lo único que hacen es copiar los diseños presentados en las pasarelas y ofrecérnoslos en las tiendas cuando llega el cambio de temporada. A muchos les parecen mal estas copias, pero lo cierto es que los amantes de la moda se matan por estos plagios.

 

 

Firmas como Miu Miu veían como su colección inspirada en prendas con estampados en gaviotas y gatos, era la estrella de Zara. Incluso Louboutin llevó a manos de la justicia (y perdio) el plagio de su famosa suela roja y el diseño de unos de sus zapatos. Copias como estas invaden las estanterías de cientos de almacenes todas las temporadas y los grandes diseñadores, los que verdaderamente crean, están desprotegidos.

 

A algunos les puede parecer mal, a otros bien, pero lo cierto es que este tipo de industria acerca la moda a todo el mundo y de paso, lo único que consigue es que todos seamos clones y vayamos vestidos igual. Por eso, desde aquí, me gustaría destacar algunas marcas españolas que luchan día a día por hacerse un hueco en la industria de la moda, dando importancia a la exclusividad a unos precios más caros que los de Inditex y más bajos que los exclusivos de los grandes diseñadores.

 

Firmas como Mira la Marela, que desde hace unos años ya es referencia para muchos, apuesta por la marca España en todos sus diseños. Comenzó con bolsos y algunas piezas de alta costura y ya ha presentado su segunda colección de vestidos para el día y la noche. Flamenco, marca andaluza, también es ya una marca consolidad en nuestro país.

 

Y así podríamos ir nombrando una tras otra, diseñadores que quieren trabajar y no copiar, clientes que no quieren ír vestidos como el resto y muchos sueños por cumplir. Desde aquí, me gustaría dar todo mi apoyo a los emprendedores que luchan por hacerse un hueco en el mundo de la moda sin perder su sello de identidad. A todos los que nos acercan una moda exclusiva sin necesidad de tener grandes fortunas y a aquellos que saben que hacer sentir diferente al cliente es un punto a su favor. Por lo tanto, y desde mi punto de vista, con grandes fortunas o sin ellas, la moda si que puede ser un "lujo" al alcance de todos.