Todos sabéis que soy del sur, pero si hay una parte del norte que también me reclama es Galicia.
Hace unas semanas volví a Santiago. La ciudad compostelana es de esas en las que siempre te sientes con alma de peregrino una vez has hecho el camino.
La Plaza del Obradoiro es espectacular se mire por donde se mire, con sol, niebla, lluvia, es arte por los cuatro costados y eso se respira. Las gaitas sonando en las callejuelas que te llevan hacia ella le dan un toque mágico y emocionante.
¿Os venís conmigo en este recorrido veloz?
Con los atardeceres del norte, me pasan como con los del sur, no me canso de disfrutarlos :-) Y es que...no me digáis que no es una pasada disfrutar de una puesta de sol como esta.
Ah! Y como no, os imagináis lo que cené, ¿verdad? No se puede ir a Galicia y no probar su estupendo pulpo.
Y hasta aquí, mi viaje a Santiago de Compostela ¡Espero volver pronto!
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