lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Bota, zapato o botín?

Con la llegada del frío parece que todas hemos decidido, por fin, sacar las botas e incorporarlas a nuestro día a día. A mí, como estoy segura que a muchas de vosotras, me ha costado la vida, aguantando con zapato abierto hasta que el frío caló en mis pies.

Con las botas tengo una relación de amor-odio que nunca he sabido muy bien como explicar. Supongo que como tantas cosas, depende del día, del estado de ánimo y de mil historias más, pero no se, unos dias me encantan y otros no las quiero ni ver. Todo esto será porque me parece una prenda un poco complicada. Tengo ciertas manías que os las voy a contar.

Las piernas de la mujer es una parte del cuerpo que me parece muy bonita, me gustan, me parecen muy femeninas, algo que en muchas ocasiones sabemos potenciar y en otras, por desgracia, matar.

Yo soy de las que pienso que una pierna, con zapato alto y vestido o falda da ese toque de feminidad que nos define. Donde se ponga un buen zapato que se quiten las botas.


No me gusta mezclar botas y vestidos, ¿dónde queda la pierna? nos la cargamos, desaparece por completo y sólo dejamos ver la parte más fea, la rodilla.

De todas formas, y como siempre, hay botas y botas. Creo que desde que vimos de pequeñas la película de Pretty Woman, todas hemos soñado con ponernos unas botas altísimas como las que llevaba Julia Roberts, ¿o no? Lo malo es que hace unos años empezaron a ponerse de moda y de momento, parece que siguen entre nosotras.




Con este tema creo que hay que ser realista, poner los pies en el suelo y darnos cuentas de que esas botas son bonitas pero, a día de hoy, creo que a muy pocas mortales nos quedan bien. Se las vimos a Julia y estamos cansadas de verlas en pasarelas y revistas, pero...¿dónde están las piernas que llevan las modelos que las lucen? Desde luego yo miro las mías y no son iguales. Hay que poner los pies en la tierra y cuando nos miremos al espejo, ver lo que realmente vemos y no lo que nos gustaría. Si una top model se pone unas botas altas, por encima de la rodilla, hasta que llega al tiro del pantalón aun podemos contar muchos centímetros, pero si me las pongo yo, la distancia no es la misma y evidentemente, el efecto no es el mismo. Ese tipo de bota es para unas piernas extra largas, si, esas mismas que a todas nos gustaria tener, pero que la genética no nos ha concedido. Asi pues, en este caso, es mejor evitarlas porque saldremos a la calle pisando fuerte y pensando que vamos estupendas de la muerte y lo que iremos mostrando al mundo será la expresión de "que mueran esas botas".



Dicho esto, me voy de un extremo a otro, los botines. Otro calzado que tampoco me gusta. Ni muy altas ni muy bajas, como siempre, yo siempre me quedo en el termino medio. Los botines tuvieron su época, se fueron y ahora de nuevo han vuelto. Una prenda que bueno, con pantalón puede pasar pero con falda...no puedo con ellos. Que manera de cortar la pierna, de hacerla más pequeña por mucho tacón que le metas...Con las botas puedo arriesgar pero con los botines...por aquí si que no paso.


Como veis, estas son mis manías, algo particular por supuesto, cada uno puede tener su opinión de las cosas y mezclar la ropa con el calzado tal y como quiera, ¡para algo existe la moda! Lo importante es sentirse uno bien con uno mismo.

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